Este texto no es una invitación para que vayan a ver Nanette. Usualmente cuando encuentro un meme que me alegra el día me gusta ser quien comparte esa valiosa información de primera mano a mis amigos. Me pasa igual con series, películas, canciones, etc. No es el caso con Nanette. En esta ocasión espero de todo corazón que ya hayan dado con el stand up comedy de Hannah Gadsby y lo hayan visto una o más veces.
El espectáculo, que fue lanzado por Netflix en el 2018, debería ser visto por todos, ya sea para conocer una perspectiva pocas veces expuesta o para sentirse en compañía de alguien que ha sobrevivido a la agresión y al rechazo. Si ya lo viste, entenderás de lo que hablo y si no te aconsejo que dejes todo y le dediques la siguiente hora a disfrutar de un show casi tan divertido como conmovedor.
Vamos por partes
Cuando pienso en Nanette pienso en un postre deconstruido. Hannah Gadsby elabora un stand up y lo presenta por partes, dándole a los espectadores la posibilidad de saborear lo dulce y lo amargo de su relato sin perderse de nada. Pone a la comedia sobre la mesa y cuestiona supuestos que tenemos sobre ella, como el que sea medicina o que deba ser el ejercicio de reírnos de nosotros mismos. Deja claro que en su caso reírse de sí misma no es un acto de humildad sino de humillación.
Nanette lleva el nombre de una musa que no llegó a ser. Había conocido a una mujer que pensó que iba a darle muchas risas, pero no fue así. Con el nombre ya elegido desarrolló un stand up que, en cambio, cuenta su propia historia. Es una declaración profundamente honesta de quien es y lo que la sociedad ha hecho con ella. Durante este acto expone y cuestiona elementos importantes para su historia de vida como el ser mujer, ser lesbiana, ser australiana, ser comediante y haberse licenciado en historia de arte.
Un stand up que no es stand up
Luego del lanzamiento de Nanette una de las críticas que recibió fue sobre si debía ser considerado un stand up, un debate al que ella puso punto final con un ingenioso tuit. El cuestionamiento me parece interesante porque es lo que surge cuando aparece una obra que transgrede el dispositivo para el que fue creada. Y es que todo en Nanette resulta transgresor.
“YO RESUELVO ESTO: mi programa NO es una comedia tipo stand-up porque de mí no surge una forma artística pensada para y por hombres”.
Como menciona en el tuit, el stand up es una forma artística diseñada por los hombres y para los hombres y, en la búsqueda de generar risas, la burla a lo otro se volvió frecuente en el medio. Lo interesante es, como el caso de Brooklyn 99, cuando la burla se gira hacia los opresores o, como hace Nanette, cuando cuestiona al sistema que habilita esas opresiones.
Nanette lo cuestiona todo
Stand up o monologo, Nanette se convierte en una denuncia a la comedia como forma de arte, por como narra los acontecimientos. Pero el foco no se queda en el género, sino que abraca el arte en general, que ha legitimado a hombres misóginos como Pablo Picasso y que, a la vez, ha representado a las mujeres como floreros de carne a lo largo de la historia. Finalmente, Hannah apunta hacia la comunicación humana y la forma en que hemos tratado socialmente los temas sensibles.
Ante esto, ella como humorista, artista y la persona que lleva la voz cantante en el espectáculo; asume la responsabilidad de tratar temas profundamente delicados en un momento coyuntural. El resultado es un show en el que usa su poder de hacernos reír para desarmarnos, mostrarnos escenarios que algunos prefieren no ver y volver a poner en nuestras manos la decisión sobre qué hacer con lo que nos genera tensión. Nos recuerda, además, que, pese a que vivimos en un sistema injusto, no somos víctimas sino sobrevivientes.
Al final, existe algo que se le puede cuestionar a Hannah Gadsby. Ella aseguró que por el hecho de que la comedia no es un arte elevado, nadie iba a abandonar el teatro, después de verla, siendo una mejor persona. Esa es, quizás, la única afirmación del show con la que no puedo estar de acuerdo.