Es difícil afirmar cuál es el mejor capítulo de una serie, menos con una tan querida como ‘Malcolm el de en medio’. Con toda razón, muchos pensarán que el mejor es el que se muestra a Lois y Hal acompañando a los chicos a jugar bolos, no en vano ha recibido varios premios. Otros dirán que nada supera a la visita al parque acuático, que nos dejó el meme maravilloso en el que podemos ver a todas nuestras madres reflejadas en Lois. Pero hay uno del que no se ha hablado lo suficiente, que es en el que Hal renuncia a su empleo para dedicarse al arte.
‘Malcolm el de en medio’ es una serie pionera en su tipo. No solo lo fue en el uso de una sola cámara y en eliminar las risas grabadas de su banda sonora. Además, en lugar de mostrarnos a la típica familia perfecta y aspiracional, logró salirse del molde con una historia que muestra la cara oscura de las promesas capitalistas. Este tema lo expuso a fondo Vice en su artículo ‘Por qué Malcolm el de en medio es, en realidad, una obra maestra socialista’.
Los inconvenientes de esta familia de clase obrera aparecen a lo largo de toda la serie. Sin embargo, este capítulo brilla por la forma en que muestra lo hondo que cala el tiempo dedicado a un trabajo insatisfactorio. Como de costumbre, el tema es tratado desde un enfoque que raya en el existencialismo y que, a la vez, nos invita a reírnos de lo absurda que puede llegar a ser la vida.
Nada cambia en ‘Malcolm el de en medio’
‘Malcolm el de en medio’ no se caracteriza por el desarrollo de sus personajes o de la trama. Al igual que la mayoría en su género, esta sitcom presenta capítulos con situaciones que se resuelven al final de cada entrega. Pero no creas que eso significa que verás un final feliz porque lo que reina en esa casa es el caos y la destrucción. Desde el piloto nos muestra que Malcolm es un superdotado. En lugar de que su inteligencia mejore su calidad de vida, esta funciona como una lupa que intensifica su estrés y sus desgracias. El capítulo en el que Hal deja su trabajo para realizar su sueño de ser artista presenta ideas profundas sin abandonar esa premisa. Aunque todo cambie, nada cambia realmente.
Desde el intro el capítulo hace un planteo sobre las ilusiones bajadas a la realidad, cuando Malcolm y Reese se aprovechan de Dewey por creer en el hada de los dientes. Empezamos riéndonos de Dewey, pero de a poco nos damos cuenta de que su ingenuidad la compartimos todos, excepto Lois que siempre la tiene siempre clara. En adelante, Hal protagoniza un capítulo sobre el mundo laboral, las ilusiones y la búsqueda de la felicidad. Su historia se muestra entrelazada con la de Francis y Malcolm. Así nos dejan claro que la vida es injusta sin importar la edad que tengas.
Los tres conflictos claves en este capítulo de ‘Malcolm el de en medio’
La historia arranca con Hal entusiasmado por su primer día de orientación profesional para la clase de Dewey. Con una elipsis violenta, típica de la serie, lo siguiente que vemos es su rostro desencajado y sabemos que nada salió como lo tenía planeado. Después de enfrentar las brutales preguntas de niños de 7 años, Hal se da cuenta de que no disfruta de su trabajo. Devastado, reflexiona sobre cómo lo que un día parecieron oportunidades lo mantuvo viviendo una vida que no quería durante 20 años. En poco tiempo podemos darnos cuenta de que Hal se resignó a un trabajo horrible a cambio de seguridad. Se da cuenta, además, de que nada es realmente seguro.
Hal renuncia, al menos de manera temporal, para cumplir su sueño frustrado de ser artista. Nos enteramos de que lleva pensando en una imagen por años. Lois, que es dura pero justa, sabe que no va a hacerlo cambiar de opinión y decide apoyarlo. Este conflicto no es de Malcolm, pero a su mente no le toma mucho tiempo encontrar un disparador para preocuparse por su propio futuro.
Este episodio, además, nos muestra a Francis iniciando un trabajo temporal en el supermercado en el que trabaja Lois. Aquí debe seguir las ordenes de Craig que es ineficiente, autoritario e injusto. Estas tres historias en paralelo muestran de manera tan cruda que resulta cómica situaciones frustrantes con las que podemos sentirnos fácilmente identificados.
Bienvenido al mundo laboral
Si bien la serie no muestra un desarrollo radical en sus personajes, trabaja minuciosamente los detalles que los caracterizan. Sabemos que la mente de Malcolm le juega en contra. En esta ocasión, quiere asegurarse de que no repetirá la historia de su padre y se asesora para encontrar una carrera ideal. Para su desgracia, descubre que él podría ser exitoso en cualquier carrera que se proponga. A través de un sueño, su inconsciente le profetiza que, sin importar la carrera que elija, no va a ser feliz. La serie ejemplifica en Malcolm la paradoja de la elección, planteada por el psicólogo estadounidense Barry Schwartz. Esta teoría asegura que tener muchas opciones para elegir no garantiza nuestra felicidad. El peso de tener que tomar decisiones y responsabilizarse por ellas es, para Malcolm y para muchos, motivo de amargura.
Otro momento para atesorar del episodio ocurre en la historia de Francis. Él es joven y siente que ha sacrificado tiempo que pudo usar para divertirse por un trabajo que no dio frutos. Pese a que hizo las cosas bien, su ambiente laboral es terrible y descarga su frustración quejándose con Lois. Esta es su respuesta:
Un resquicio de luz
Luego de renunciar, podemos ver a Hal feliz y relajado. Disfruta de las pequeñas cosas de la vida, busca darles buenos consejos a sus hijos y es un esposo romántico y sensual (aunque en realidad la sensualidad nunca faltó entre esos dos). En poco tiempo, la pintura pasa de ser una ilusión a una pasión y luego en una obsesión. Frustrado, dos mil litros de pintura más tarde, decide mostrar el cuadro a su familia. La obra está inconclusa y no impresiona a nadie. Pero gracias a la insistencia de Lois y de un atacazo artístico Hal termina el cuadro ante los rostros asombrados de todos. Nosotros no lo vemos, pero podemos inferir que el resultado es maravilloso. Sin embargo, las capas de pintura se derrumban sobre Hal como metáfora de sus ilusiones. La carrera artística de este padre de familia termina antes de poder mostrar su primera obra al mundo.
Al final Hal recupera su empleo y todo vuelve a ser como antes. Una vez más, ‘Malcolm el de en medio’ demuestra que no importa si eres un genio, si tienes razón en tus quejas o si tienes un talento escondido capaz de conmover al mundo, la meritocracia no existe y lo más probable es que nunca te muevas de tu clase socioeconómica. Sin embargo, hay un resquicio de esperanza. Antes del final, el capítulo nos muestra al cuadro de Hal transforma la ira y frustración de Francis en placer. Además, a pesar de que debe volver a su trabajo, podemos ver una pequeña sonrisa en el rostro de Hal luego de haber podido expresar lo que llevaba adentro por tantos años. Y, no menos importante, vemos esta sonrisa mientras Lois le acomoda la corbata demostrándole, una vez más, su apoyo.
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