Britney Spears ha sido, desde muy pequeña una figura pública. Comenzó a trabajar desde niña. A sus 38 años, no ha dejado de producir fortunas, sin embargo, su condición legal la imposibilita de tomar decisiones como adulta y es su padre quién controla su dinero y regula su estilo de vida.
La Princesa del pop es un ícono de la cultura popular. Se ha desempeñado como cantante, bailarina, actriz, compositora, modelo, diseñadora y empresaria. A corta edad se convirtió en un sinónimo de éxito y el modelo a seguir para mujeres de todas las edades. La prensa no ha dejado de cubrir las novedades sobre sus trabajos, ni los detalles de su vida privada.
Desde su voz infantil y el vestuario en sus videos, hasta sus declaraciones sobre su virginidad, fomentaron la construcción de un personaje de niña inmaculada y provocativa. Durante sus primeros años, Britney encajaba perfectamente en una industria que, en más de una ocasión, ha pecado de infantilizar a las mujeres y sexualizar a las infancias.
Britney perdió el control
En poco tiempo Britney creció y atravesó rupturas, matrimonios y crisis que no guardaban coherencia con las expectativas puestas sobre ella. Tuvo dos hijos y atravesó un divorcio complicado. Durante todo ese tiempo, la prensa no dejó de seguirla y de poner en tela de juicio su conducta. Su salud mental se deterioró y los detalles fueron expuestos públicamente. Los medios de comunicación publicaron imágenes de Britney rapándose la cabeza y golpeando el auto de un paparazzi. Las fotos, que hoy son parte de nuestra cultura popular, en ese momento eran supuestas señales de que Britney Spears se había vuelto loca.
En enero del 2008, Jamie Speers solicitó la tutela temporal de la artista alegando que era una «pequeña niña enferma». Poco tiempo después de que le fuera otorgada, la tutela se convirtió en permanente. Desde entonces, su padre es el encargado de tomar todas sus decisiones, desde el dinero que puede gastar, hasta si puede o no ver a sus hijos. Britney no puede ir a restaurantes sin supervisión, su dieta está reglamentada, no puede volver a casarse, tener hijos, ni votar.
Los pedazos de Britney
I’m Miss American Dream since I was seventeen
Don’t matter if I step on the scene
Or sneak away to the Philippines
They still gon’ put pictures of my derriere in the magazine
You want a piece of me?
You want a piece of me
Las obras que producen los artistas suelen dar cuenta de sus historias personales. Muchas de las canciones de Britney, pese a no haber sido escritas por ella, tienen letras que reflejan una realidad muy similar a la que ella ha relatado en entrevistas posteriores.
En ‘Lucky’, lanzada en el 2002, habla de una actriz que no es feliz a pesar de su fama. Otros temas como ‘Overprotected'(2001) y ‘My Prerogative’ (2004) presentan el tema de la necesidad de independencia. ‘Pice of me’ (2007) funciona como una respuesta al acoso y abuso por parte de la prensa del que ella era víctima en los años previos a la tutela.
#FreeBritney
El movimiento #FreeBritney es la respuesta de los seguidores de la artista ante una situación que se ha extendido por 12 años. Las tutelas legales son más frecuentes en personas mayores y, pese a que también se otorgan a personas con enfermedades mentales debilitantes, muchos se niegan a creer que Britney requiera de ella. El movimiento ha iniciado peticiones en plataformas digitales para que Britney pueda elegir a su propio abogado y para que la Casa Blanca investigue la situación.
Los detalles sobre la salud mental de la cantante son reservados, lo que ha generado muchas especulaciones. Uno de los aspectos que más polémica han creado sobre el caso es el hecho de que, pese a estar inhabilitada a vivir como una adulta, ella no haya dejado de trabajar y producir muchísimo dinero que no está bajo su control. En 2012, Forbes la señaló como la cantante mejor pagada del año, con ingresos de alrededor de 58 millones de dólares.
Muchos se encuentran indignados de que su padre tenga el control de sus ingresos y también preocupados de que la artista esté atravesando una situación injusta y peligrosa. No puede salir en público, dar entrevistas y su teléfono está intervenido. Esta falta de información genera sospechas en los miembros del movimiento. Por otro lado, Britney tiene derecho a que la información sobre su salud mental sea reservada y la demanda de información por parte de sus seguidores la ponen en una situación vulnerable.
Por qué nos conmueve tanto el caso
No es de extrañar que, con la popularidad de la cantante, el caso haya llegado a muchísimas personas. #FreeBritney ha convocado a fanáticos de todo el mundo, a familiares, amigos de la artista y a personajes del espectáculo. Figuras reconocidas como la de Miley Cyrus, Cher, Paris Hilton o Rose McGowan desean que el caso sea investigado.
Recientemente la ACLU (American Civil Liberties Union) se pronunció sobre el caso. “Este tema está recibiendo atención en este momento debido a la fama de Britney Spears. Pero ella es solo una de los innumerables miles en todo el país que están bajo o en riesgo de tutela o curaduría. La ACLU ha abogado por ampliar la toma de decisiones con apoyo, una alternativa a la tutela o tutela en la que las personas con discapacidades pueden elegir personas de apoyo de confianza para ayudarles a dirigir sus vidas, sin la intervención de los tribunales ni la pérdida de los derechos civiles”. Está claro que el caso ha recibido especial atención por tratarse de una artista reconocida, pero, de llegarse a una conclusión favorable, podría ser el precedente para otras personas en condiciones similares.
Por el momento, el caso legal de Britney Spears nos presenta la oportunidad de pensar en la locura, la fama, el poder y en nuestras propias fragilidades. Estamos tratando de comprender, a través de la historia de un ídolo, lo delicada que puede ser la salud mental y cómo responden las instituciones que arbitran por nuestro bienestar. La palabra «loca» nos resulta sospechosa si reconocemos lo fácil que ha sido despojar a las mujeres de su libertad en el pasado por responder de una forma inconveniente a la deshumanización. No podemos dejar de lado el hecho de que Britney haya estado, desde pequeña, en constante exposición mediática. Las exigencias puestas sobre ella y la condena social por no responder a las expectativas nos interpelan y nos movilizan a pedir por su libertad, tal vez para poder vernos reflejados en ella.